No son tantos los años que la Corona de Adviento lleva
haciendo acto de presencia en nuestras parroquias y casas. Por lo menos en las
latitudes en las que vivimos.
Durante varios años la hemos preparado y puesto en casa.
Hemos ido encendiendo una vela nueva cada Domingo de Adviento y nos ha servido
para llevar la cuenta del tiempo que faltaba para Nochebuena.
Pero el Adviento no es sólo el tiempo para prepararse para
la Navidad. El Adviento es algo más. Viene para despertarnos y recordarnos cual
debe ser la actitud del cristiano en la vida; estar en pie, en vela, con la
lámpara encendida y la alcuza llena de aceite, atento y preparado su corazón y
su alma para la venida del Señor. Porque la venida de Cristo no se limita
a la que hizo hace 2000 años en el cuerpecito de un recién nacido, en un establo
de Belén. Cristo viene cada día, real y sacramentalmente en la Eucaristía.
También en cada persona que se cruza conmigo. Y vendrá al final de los tiempos
de forma gloriosa para el Juicio Final. En ese Juicio, nada imperfecto podrá permanecer ante Él. Todo lo que no sea
virtud deberá ser purificado.
Así que, reconociendo que
la Santísima Trinidad es el Bien,
la Verdad y la Belleza supremos y que de ella proviene toda virtud, y que por
pura gracia las concede a los hombres, depende de mi libertad aceptarlas y de
mi voluntad que prosperen. Y esa actitud de que la gracia no sea inútil en mí, es la del Adviento.
En el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica
encontramos el siguiente apartado:
LAS VIRTUDES
377. ¿Qué es la
virtud?
1803. 1833
La virtud es una
disposición habitual y firme para hacer el bien: «El fin de una vida virtuosa
consiste en llegar a ser semejante a Dios» (San Gregorio de Nisa). Hay virtudes
humanas y virtudes teologales.
378. ¿Qué son las
virtudes humanas?
1804
1810-1811
1834, 1839
1810-1811
1834, 1839
Las virtudes humanas son
perfecciones habituales y estables del entendimiento y de la voluntad, que
regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta en
conformidad con la razón y la fe. Adquiridas y fortalecidas por medio de actos
moralmente buenos y reiterados, son purificadas y elevadas por la gracia
divina.
379. ¿Cuáles son las
principales virtudes humanas?
1805
1834
1834
Las principales virtudes
humanas son las denominadas cardinales, que agrupan a todas las
demás y constituyen las bases de la vida virtuosa. Son la prudencia, la
justicia, la fortaleza y la templanza.
380. ¿Qué es la
prudencia?
1806
1835
1835
La prudencia dispone la
razón a discernir, en cada circunstancia, nuestro verdadero bien y a elegir los
medios adecuados para realizarlo. Es guía de las demás virtudes, indicándoles
su regla y medida.
381. ¿Qué es la
justicia?
1807
1836
1836
La justicia consiste en
la constante y firme voluntad de dar a los demás lo que les es debido. La
justicia para con Dios se llama «virtud de la religión».
382. ¿Qué es la
fortaleza?
1808
1838
1838
La fortaleza asegura la
firmeza en las dificultades y la constancia en la búsqueda del bien, llegando
incluso a la capacidad de aceptar el eventual sacrificio de la propia vida por
una causa justa.
383. ¿Qué es la
templanza?
1809
1838
1838
La templanza modera la
atracción de los placeres, asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos
y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados.
384. ¿Qué son las
virtudes teologales?
1812-1813
1840-1841
1840-1841
Las virtudes teologales
son las que tienen como origen, motivo y objeto inmediato a Dios mismo. Infusas
en el hombre con la gracia santificante, nos hacen capaces de vivir en relación
con la Santísima Trinidad, y fundamentan y animan la acción moral del
cristiano, vivificando las virtudes humanas. Son la garantía de la presencia y
de la acción del Espíritu Santo en las facultades del ser humano.
385. ¿Cuáles son las
virtudes teologales?
1813
Las virtudes teologales
son la fe, la esperanza y la caridad
386. ¿Qué es la fe?
1814-1816
1842
1842
La fe es la virtud
teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha revelado, y que
la Iglesia nos propone creer, dado que Dios es la Verdad misma. Por la fe, el
hombre se abandona libremente a Dios; por ello, el que cree trata de conocer y
hacer la voluntad de Dios, ya que «la fe actúa por la caridad» (Ga 5,
6).
387. ¿Qué es la
esperanza?
1817-1821
1843
1843
La esperanza es la virtud
teologal por la que deseamos y esperamos de Dios la vida eterna como nuestra
felicidad, confiando en las promesas de Cristo, y apoyándonos en la ayuda de la
gracia del Espíritu Santo para merecerla y perseverar hasta el fin de nuestra
vida terrena.
388. ¿Qué es la
caridad?
1822-1829
1844
1844
La caridad es la virtud
teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo
como a nosotros mismos por amor a Dios. Jesús hace de ella el mandamiento
nuevo, la plenitud de la Ley. Ella es «el vínculo de la perfección» (Col 3,
14) y el fundamento de las demás virtudes, a las que anima, inspira y ordena:
sin ella «no soy nada» y «nada me aprovecha» (1 Co13, 2-3).
Así que, este año he decidido hacer mi propia corona de Adviento.
Tiene cinco velas.
Una vela blanca más grande situada en el centro, representa
a Cristo, centro y eje de la Historia. En la vela, en espiral, escritos sus
nombres: Consejero Maravilloso, Dios fuerte, Rey de reyes, Señor de señores…La
vela está situada en el centro de una cruz de vegetación que simboliza el árbol
de la cruz, el árbol en el que Cristo nos compró, con su sangre, la vida
Eterna. De esta vela parte una trenza tejida con tres cordones, rojo, azul y amarillo,
los colores primarios que representan las virtudes teologales, virtudes que parten de Dios y vuelven a Él,
sin que el hombre pueda hacer nada por dárselas a sí mismo o para
aumentárselas. El cordón amarillo para la Fe, que ilumina la vida, el azul para
la Esperanza, que alienta la vida y el rojo para la Caridad que da la Vida. Son
los tres colores que se ven en una llama, como tantas veces es representado el
Espíritu Santo. Esta trenza envuelve las ramas de la cruz y rodea a cuatro
velas que están situadas en los huecos de la cruz. La primera es morada, la
segunda verde, la tercera rosa y la cuarta naranja; cuatro colores secundarios
que representan las virtudes humanas. Las
virtudes humanas son perfecciones habituales y estables del entendimiento y de
la voluntad, que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían
nuestra conducta en conformidad con la razón y la fe. Adquiridas y fortalecidas
por medio de actos moralmente buenos y reiterados, son purificadas y elevadas
por la gracia divina. Las principales virtudes humanas son las
denominadas cardinales, que agrupan a todas las demás y constituyen
las bases de la vida virtuosa. Son
Prudencia, Fortaleza, Templanza y Justicia. Me ha parecido
que deben ir en ese orden por lo siguiente:
Primero la Prudencia
porque Es guía de las demás virtudes,
indicándoles su regla y medida
Tercero la Templanza, porque es el Domingo Gaudete y dice San
Pablo “que vuestra mesura la conozca
todo el mundo”
La Justicia, el cuarto Domingo, en el que recordamos la
Encarnación. María merece nuestra veneración y la Justicia consiste en la constante y firme voluntad de dar a
los demás lo que les es debido.
Segundo, la Fortaleza, francamente, por descarte. Pero también se puede ver esta virtud en las lecturas del segundo Domingo.
En cada una de las cuatro velas de las virtudes cardinales he
puesto una etiquetita con la explicación de esa virtud.
Además, es octogonal, el ocho es el número de la plenitud.
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