sábado, 1 de diciembre de 2012

Corona de Adviento


No son tantos los años que la Corona de Adviento lleva haciendo acto de presencia en nuestras parroquias y casas. Por lo menos en las latitudes en las que vivimos.
Durante varios años la hemos preparado y puesto en casa. Hemos ido encendiendo una vela nueva cada Domingo de Adviento y nos ha servido para llevar la cuenta del tiempo que faltaba para Nochebuena.
Pero el Adviento no es sólo el tiempo para prepararse para la Navidad. El Adviento es algo más. Viene para despertarnos y recordarnos cual debe ser la actitud del cristiano en la vida; estar en pie, en vela, con la lámpara encendida y la alcuza llena de aceite, atento y preparado su corazón y su alma  para la venida del  Señor. Porque la venida de Cristo no se limita a la que hizo hace 2000 años en el cuerpecito de un recién nacido, en un establo de Belén. Cristo viene cada día, real y sacramentalmente en la Eucaristía. También en cada persona que se cruza conmigo. Y vendrá al final de los tiempos de forma gloriosa para el Juicio Final. En ese Juicio, nada imperfecto  podrá permanecer ante Él. Todo lo que no sea virtud deberá ser purificado.
Así que, reconociendo que  la Santísima Trinidad  es el Bien, la Verdad y la Belleza supremos y que de ella proviene toda virtud, y que por pura gracia las concede a los hombres, depende de mi libertad aceptarlas y de mi voluntad que prosperen. Y esa actitud de que la gracia no sea inútil en mí, es la del Adviento.
En el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica encontramos el siguiente apartado:
LAS VIRTUDES
377. ¿Qué es la virtud?
1803. 1833
La virtud es una disposición habitual y firme para hacer el bien: «El fin de una vida virtuosa consiste en llegar a ser semejante a Dios» (San Gregorio de Nisa). Hay virtudes humanas y virtudes teologales.
378. ¿Qué son las virtudes humanas?
1804
1810-1811
1834, 1839
Las virtudes humanas son perfecciones habituales y estables del entendimiento y de la voluntad, que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta en conformidad con la razón y la fe. Adquiridas y fortalecidas por medio de actos moralmente buenos y reiterados, son purificadas y elevadas por la gracia divina.
379. ¿Cuáles son las principales virtudes humanas?
1805
1834
Las principales virtudes humanas son las denominadas cardinales, que agrupan a todas las demás y constituyen las bases de la vida virtuosa. Son la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza.
380. ¿Qué es la prudencia?
1806
1835
La prudencia dispone la razón a discernir, en cada circunstancia, nuestro verdadero bien y a elegir los medios adecuados para realizarlo. Es guía de las demás virtudes, indicándoles su regla y medida.
381. ¿Qué es la justicia?
1807
1836
La justicia consiste en la constante y firme voluntad de dar a los demás lo que les es debido. La justicia para con Dios se llama «virtud de la religión».
382. ¿Qué es la fortaleza?
1808
1838
La fortaleza asegura la firmeza en las dificultades y la constancia en la búsqueda del bien, llegando incluso a la capacidad de aceptar el eventual sacrificio de la propia vida por una causa justa.
383. ¿Qué es la templanza?
1809
1838
La templanza modera la atracción de los placeres, asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados.
384. ¿Qué son las virtudes teologales?
1812-1813
1840-1841
Las virtudes teologales son las que tienen como origen, motivo y objeto inmediato a Dios mismo. Infusas en el hombre con la gracia santificante, nos hacen capaces de vivir en relación con la Santísima Trinidad, y fundamentan y animan la acción moral del cristiano, vivificando las virtudes humanas. Son la garantía de la presencia y de la acción del Espíritu Santo en las facultades del ser humano.
385. ¿Cuáles son las virtudes teologales?
1813
Las virtudes teologales son la fe, la esperanza y la caridad
386. ¿Qué es la fe?
1814-1816
1842
La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha revelado, y que la Iglesia nos propone creer, dado que Dios es la Verdad misma. Por la fe, el hombre se abandona libremente a Dios; por ello, el que cree trata de conocer y hacer la voluntad de Dios, ya que «la fe actúa por la caridad» (Ga 5, 6).
387. ¿Qué es la esperanza?
1817-1821
1843
La esperanza es la virtud teologal por la que deseamos y esperamos de Dios la vida eterna como nuestra felicidad, confiando en las promesas de Cristo, y apoyándonos en la ayuda de la gracia del Espíritu Santo para merecerla y perseverar hasta el fin de nuestra vida terrena.
388. ¿Qué es la caridad?
1822-1829
1844
La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor a Dios. Jesús hace de ella el mandamiento nuevo, la plenitud de la Ley. Ella es «el vínculo de la perfección» (Col 3, 14) y el fundamento de las demás virtudes, a las que anima, inspira y ordena: sin ella «no soy nada» y «nada me aprovecha» (1 Co13, 2-3).


  
Así que, este año he decidido hacer mi propia corona de Adviento.
Tiene cinco velas.
Una vela blanca más grande situada en el centro, representa a Cristo, centro y eje de la Historia. En la vela, en espiral, escritos sus nombres: Consejero Maravilloso, Dios fuerte, Rey de reyes, Señor de señores…La vela está situada en el centro de una cruz de vegetación que simboliza el árbol de la cruz, el árbol en el que Cristo nos compró, con su sangre, la vida Eterna. De esta vela parte una trenza tejida con tres cordones, rojo, azul y amarillo, los colores primarios que representan las virtudes teologales,  virtudes que parten de Dios y vuelven a Él, sin que el hombre pueda hacer nada por dárselas a sí mismo o para aumentárselas. El cordón amarillo para la Fe, que ilumina la vida, el azul para la Esperanza, que alienta la vida y el rojo para la Caridad que da la Vida. Son los tres colores que se ven en una llama, como tantas veces es representado el Espíritu Santo. Esta trenza envuelve las ramas de la cruz y rodea a cuatro velas que están situadas en los huecos de la cruz. La primera es morada, la segunda verde, la tercera rosa y la cuarta naranja; cuatro colores secundarios que representan las virtudes humanas. Las virtudes humanas son perfecciones habituales y estables del entendimiento y de la voluntad, que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta en conformidad con la razón y la fe. Adquiridas y fortalecidas por medio de actos moralmente buenos y reiterados, son purificadas y elevadas por la gracia divina. Las principales virtudes humanas son las denominadas cardinales, que agrupan a todas las demás y constituyen las bases de la vida virtuosa. Son
Prudencia, Fortaleza, Templanza y Justicia. Me ha parecido que deben ir en ese orden por lo siguiente:
 Primero la Prudencia porque Es guía de las demás virtudes, indicándoles su regla y medida
Tercero la Templanza, porque es el Domingo Gaudete y dice San Pablo “que vuestra mesura la conozca todo el mundo”
La Justicia, el cuarto Domingo, en el que recordamos la Encarnación. María merece nuestra veneración y la Justicia consiste en la constante y firme voluntad de dar a los demás lo que les es debido.
Segundo, la Fortaleza, francamente, por descarte. Pero también se puede ver esta virtud en las lecturas del segundo Domingo.
En cada una de las cuatro velas de las virtudes cardinales he puesto una etiquetita con la explicación de esa virtud.
Por último, la bandeja de plata que lo sostiene todo. No se ve casi, pero ella humildemente, acoge en su seno todas las virtudes, todo el sacrificio (la cruz) y todo el Amor y lo ofrece a los que le rodean. Sin reservarse nada. Representa a Nuestras Santas Madres María y la Iglesia.
Además, es octogonal, el ocho es el número de la plenitud.





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