Se metió en casa de polizona. No
nos hemos dado cuenta de que estaba viviendo con nosotros hasta que ya es
demasiado tarde. Se ha instalado y no podemos echarla. No queda más que
aceptarla y, digo más, aprender a quererla. Se ha encaprichado de Iván y piensa
estar con él hasta la muerte. Se llama Diabetes.
Y ahora vienen las comeduras de
tarro. ¡Cómo es posible que no me haya alarmado con los cambios de Iván!. La de
información que se da en los centros deseducativos de secundaria sobre ITS y no sobre esta
enfermedad que se desencadena, con bastante frecuencia, en los adolescentes.
Mi hijo empezó engordando
bastante. Hacía poco ejercicio, no le
gusta el deporte y tengo que reconocer que entre el embarazo de riesgo de Nicki
y lo que me ha costado recuperarme de él, llevamos casi tres años con una vida
bastante sedentaria. En casa del herrero...Yo lo justificaba diciendo que
estaba acumulando para dar un estirón.
Hace seis meses Iván pasó un cuadro
viral. Estuvo tres días con fiebre muy alta, luego se pasó, pero siguió un
tiempo con febrículas intermitentes y lo llevé al médico de familia. Dijo que
esperáramos una semana y si continuaba le haría una analítica. Pero pasaron y
no se le hizo una analítica.
Y empezó a estirar, lo normal con
trece años. Y a tener mucha hambre, normal, está creciendo. Y a adelgazar,
normal con el crecimiento. Y a estar cansado, normal, estaba creciendo. Y a
estar empanado, normal , ya se sabe, la edad del pavo. Y con cambios de humor,
poniéndose muy desagradable y agresivo, normal, las hormonas revolucionadas. Y
a beber mucha agua, normal, come mucho y con lo pronto que han empezado este
año las olas de calor, normal. Y a orinar mucho, normal, no para de beber agua.
Yo no tengo formación sanitaria,
ni en mi familia ni en la de mi marido hay diabéticos. ¿Cómo íbamos a saber que
tenía un cuadro diabético de libro? El gato escaldado con agua fría se quema.
Supongo que a partir de ahora cualquiera de estos síntomas, aunque sea de forma
aislada, hará que salte la alarma.
Pero Dios cuida de nosotros. Ya
que no nos dábamos cuenta, monta un mecanismo sorprendente para que,
prácticamente de un día para otro, pasemos un fin de semana a 700km de nuestra
casa. Y pasando a la vuelta por la de nuestros amigos Babá, nos pida Mamá Babá,
que es médico de vocación y de formación, que le hagamos una analítica a Iván
porque le preocupa.
Ese jueves le estábamos sacando
sangre. A la semana trabajábamos, al día siguiente no había citas. Hubo que esperar
al lunes siguiente.
Cuando estaba rezando Laudes
mientras le daba el pecho a Nicki, se me planteó la siguiente cuestión.
“Oye”(sí, sí, fue la primera palabra)”Tú vas a recoger una analítica y estás
tan tranquila. ¿Estás preparada para recibir una mala noticia? Porque puede ser
que haya algo mal. ¿Has pensado en esa posibilidad?”. No era yo. Estoy segura
de que fue mi Ángel de la Guarda. Lo siguiente si fue mío y salió de lo más
profundo de mi corazón. ¡Dios mío, ten compasión de mí! Ayúdame a aceptar tu voluntad.
¡Jesús, confío en Ti!
Y te encuentras una glucemia de
hace once días de 278. Y piensas, pobre ilusa, ”bueno, esto será algo puntual,
habrá que repetirlo”. Pero, repito, no soy médico. Lo flipante es que, cuando
la “doctora” lo ve, va y dice que pida cita (9 de julio) con un endocrino y que
no lo deje, que hay posibilidad de diabetes. Y que cuando sepa algo, vaya y le
cuente. Vuelvo a repetir y lo haré sin cansarme nunca, que Dios nos cuida. Nada
más salir de la clínica Iván preguntó que era la diabetes. Le expliqué por
encima y le dije que no tuviera miedo. Que era lo mejor que podía tocarle. No
es un cáncer, no es un fracaso renal, no es una esclerosis múltiple, no es un
sida...Es un coñazo, pero cuidándote, puedes tener una vida normal, completa y muy larga.
Llegamos a casa y bueno (que Dios
nos cuida), nuestros amigos Babá, habían venido a pasar una semana con
nosotros. Mamá Babá flipó: “¿Cita con el endocrino? Cuando yo estaba en
urgencias, eso era ingreso inmediato. ¿Y no le han hecho un dextrostix?”
Gracias a Dios, ningún endocrino
estaba dispuesto a dar una cita en julio, así que llamamos a nuestra amiga
pediatra que confirmó que aún seguía siendo motivo de ingreso inmediato.
Así que nos fuimos a la clínica
de asisa de nuestra ciudad(somos funcionarios). Allí no hay endocrino, ni de
adultos ni pediátricos, y el pediatra, un señor mayor que debe tener muchos
años de experiencia, vio procedente derivarnos al hospital materno infantil,
sólo con los datos de la analítica ya mencionada.
En el materno, la situación hizo
que se le atendiera con mucha rapidez (a parte de que no había nadie esperando
atención de urgencias)y que ya en la consulta de derivación le midiera la
glucemia: 495.
Ingresó una semana en el hospital
para la educación diabetológica.
En general el trato ha sido
agradable y atento. Se notan los recortes y ellos hacen ver quien es sanitario
de vocación y quién no. Como en educación, el profesional vocacional, seguirá
tratando a las personas objeto de su dedicación, con entrega y cariño, pues
sabe que no son ellas las culpables de la situación.
Todo esto fue escrito en su
momento, primero de julio de 2012.
Pero el verano se complicó por
otros motivos.
Hoy, empezando a poner cada cosa
en su sitio, he encontrado el momento para retomar esta entrada.
El endocrino está que flipa con
nosotros. Dice que hemos conseguido en un par de meses lo que alguna gente
tarda años en lograr, de control, soltura y libertad.
Evidentemente el que Iván se
eduque en casa facilita mucho las cosas. El estrés aumenta la resistencia a la
insulina. Tengo una alumna diabética controlada por el mismo endocrino de mi
hijo que, levantándose todos los días con niveles normales, nunca llega a su
casa a menos de 200 incluso después de ponerse una dosis extra hasta un par de
veces. Algunos días llega a 400. Tiene 16 años.
Tengo un alumno con fibrosis
quística que tiene escolarización en su casa autorizada por la administración
pertinente y es del mismo pueblo de la
que tiene diabetes. ¿Por qué a ella no? Los picos de glucosa acaban pasando
factura.
La experiencia a hoy en día, es
que Dios es nuestro Padre. Un Padre bueno que no da pruebas por encima de las
fuerzas.
Iván hasta bromea con su
diabetes. Se pincha y se controla el mismo desde el segundo día.
Y ha ofrecido su sufrimiento por
las almas del purgatorio.
Pero somos inconformistas, divergentes
y rebeldes.
Iván está recibiendo una terapia
de par biomagnético, (se la hace una fisioterapeuta de confianza)con el
conocimiento de su endocrino y, parece que algo está haciendo, pues no paran de
disminuir las cantidades de insulina que necesita.
Y estamos en estudio de otras
posibles terapias alternativas, con prudencia y en comunicación con el
endocrino.
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ResponderEliminarPD Mae, Conie, Vita I like very much your write, I'm sure it will help many people.
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Dear family: I thought that my nickname ( Ossprey ) would be enough, try to guess, but if not, don't worry, I will soon tell you in person. Love.
EliminarWe are expecting to meet you soon.
EliminarMucho animo para todos. Muchas gracias a Ivan por enseñarnos como se supera y se lleva la diabetes.
ResponderEliminarEsú.
Gracias a Dios.
EliminarEl saca fuerza de la debilidad.