miércoles, 10 de octubre de 2012

Tenemos una más en casa.


Se metió en casa de polizona. No nos hemos dado cuenta de que estaba viviendo con nosotros hasta que ya es demasiado tarde. Se ha instalado y no podemos echarla. No queda más que aceptarla y, digo más, aprender a quererla. Se ha encaprichado de Iván y piensa estar con él hasta la muerte. Se llama Diabetes.
Y ahora vienen las comeduras de tarro. ¡Cómo es posible que no me haya alarmado con los cambios de Iván!. La de información que se da en los centros deseducativos  de secundaria sobre ITS y no sobre esta enfermedad que se desencadena, con bastante frecuencia, en los adolescentes.
Mi hijo empezó engordando bastante.  Hacía poco ejercicio, no le gusta el deporte y tengo que reconocer que entre el embarazo de riesgo de Nicki y lo que me ha costado recuperarme de él, llevamos casi tres años con una vida bastante sedentaria. En casa del herrero...Yo lo justificaba diciendo que estaba acumulando para dar un estirón.
Hace seis meses Iván pasó un cuadro viral. Estuvo tres días con fiebre muy alta, luego se pasó, pero siguió un tiempo con febrículas intermitentes y lo llevé al médico de familia. Dijo que esperáramos una semana y si continuaba le haría una analítica. Pero pasaron y no se le hizo una analítica.
Y empezó a estirar, lo normal con trece años. Y a tener mucha hambre, normal, está creciendo. Y a adelgazar, normal con el crecimiento. Y a estar cansado, normal, estaba creciendo. Y a estar empanado, normal , ya se sabe, la edad del pavo. Y con cambios de humor, poniéndose muy desagradable y agresivo, normal, las hormonas revolucionadas. Y a beber mucha agua, normal, come mucho y con lo pronto que han empezado este año las olas de calor, normal. Y a orinar mucho, normal, no para de beber agua.
Yo no tengo formación sanitaria, ni en mi familia ni en la de mi marido hay diabéticos. ¿Cómo íbamos a saber que tenía un cuadro diabético de libro? El gato escaldado con agua fría se quema. Supongo que a partir de ahora cualquiera de estos síntomas, aunque sea de forma aislada, hará que salte la alarma.
Pero Dios cuida de nosotros. Ya que no nos dábamos cuenta, monta un mecanismo sorprendente para que, prácticamente de un día para otro, pasemos un fin de semana a 700km de nuestra casa. Y pasando a la vuelta por la de nuestros amigos Babá, nos pida Mamá Babá, que es médico de vocación y de formación, que le hagamos una analítica a Iván porque le preocupa.
Ese jueves le estábamos sacando sangre. A la semana trabajábamos, al día siguiente no había citas. Hubo que esperar al lunes siguiente.
Cuando estaba rezando Laudes mientras le daba el pecho a Nicki, se me planteó la siguiente cuestión. “Oye”(sí, sí, fue la primera palabra)”Tú vas a recoger una analítica y estás tan tranquila. ¿Estás preparada para recibir una mala noticia? Porque puede ser que haya algo mal. ¿Has pensado en esa posibilidad?”. No era yo. Estoy segura de que fue mi Ángel de la Guarda. Lo siguiente si fue mío y salió de lo más profundo de mi corazón. ¡Dios mío, ten compasión de mí! Ayúdame a aceptar tu voluntad. ¡Jesús, confío en Ti!
Y te encuentras una glucemia de hace once días de 278. Y piensas, pobre ilusa, ”bueno, esto será algo puntual, habrá que repetirlo”. Pero, repito, no soy médico. Lo flipante es que, cuando la “doctora” lo ve, va y dice que pida cita (9 de julio) con un endocrino y que no lo deje, que hay posibilidad de diabetes. Y que cuando sepa algo, vaya y le cuente. Vuelvo a repetir y lo haré sin cansarme nunca, que Dios nos cuida. Nada más salir de la clínica Iván preguntó que era la diabetes. Le expliqué por encima y le dije que no tuviera miedo. Que era lo mejor que podía tocarle. No es un cáncer, no es un fracaso renal, no es una esclerosis múltiple, no es un sida...Es un coñazo, pero cuidándote, puedes tener  una vida normal, completa y muy larga.
Llegamos a casa y bueno (que Dios nos cuida), nuestros amigos Babá, habían venido a pasar una semana con nosotros. Mamá Babá flipó: “¿Cita con el endocrino? Cuando yo estaba en urgencias, eso era ingreso inmediato. ¿Y no le han hecho un dextrostix?”
Gracias a Dios, ningún endocrino estaba dispuesto a dar una cita en julio, así que llamamos a nuestra amiga pediatra que confirmó que aún seguía siendo motivo de ingreso inmediato.
Así que nos fuimos a la clínica de asisa de nuestra ciudad(somos funcionarios). Allí no hay endocrino, ni de adultos ni pediátricos, y el pediatra, un señor mayor que debe tener muchos años de experiencia, vio procedente derivarnos al hospital materno infantil, sólo con los datos de la analítica ya mencionada.
En el materno, la situación hizo que se le atendiera con mucha rapidez (a parte de que no había nadie esperando atención de urgencias)y que ya en la consulta de derivación le midiera la glucemia: 495.
Ingresó una semana en el hospital para la educación diabetológica.
En general el trato ha sido agradable y atento. Se notan los recortes y ellos hacen ver quien es sanitario de vocación y quién no. Como en educación, el profesional vocacional, seguirá tratando a las personas objeto de su dedicación, con entrega y cariño, pues sabe que no son ellas las culpables de la situación.

Todo esto fue escrito en su momento, primero de julio de 2012.
Pero el verano se complicó por otros motivos.
Hoy, empezando a poner cada cosa en su sitio, he encontrado el momento para retomar esta entrada.
El endocrino está que flipa con nosotros. Dice que hemos conseguido en un par de meses lo que alguna gente tarda años en lograr, de control, soltura y libertad.
Evidentemente el que Iván se eduque en casa facilita mucho las cosas. El estrés aumenta la resistencia a la insulina. Tengo una alumna diabética controlada por el mismo endocrino de mi hijo que, levantándose todos los días con niveles normales, nunca llega a su casa a menos de 200 incluso después de ponerse una dosis extra hasta un par de veces. Algunos días llega a 400. Tiene 16 años.
Tengo un alumno con fibrosis quística que tiene escolarización en su casa autorizada por la administración pertinente y es del mismo pueblo de  la que tiene diabetes. ¿Por qué a ella no? Los picos de glucosa acaban pasando factura.
La experiencia a hoy en día, es que Dios es nuestro Padre. Un Padre bueno que no da pruebas por encima de las fuerzas.
Iván hasta bromea con su diabetes. Se pincha y se controla el mismo desde el segundo día.
Y ha ofrecido su sufrimiento por las almas del purgatorio.
Pero somos inconformistas,  divergentes  y  rebeldes.
Iván está recibiendo una terapia de par biomagnético, (se la hace una fisioterapeuta de confianza)con el conocimiento de su endocrino y, parece que algo está haciendo, pues no paran de disminuir las cantidades de insulina que necesita.
Y estamos en estudio de otras posibles terapias alternativas, con prudencia y en comunicación con el endocrino.

6 comentarios:

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    Respuestas
    1. Thank you
      Could you give us a clue about your identity?

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    2. Dear family: I thought that my nickname ( Ossprey ) would be enough, try to guess, but if not, don't worry, I will soon tell you in person. Love.

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    3. We are expecting to meet you soon.

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  2. Mucho animo para todos. Muchas gracias a Ivan por enseñarnos como se supera y se lleva la diabetes.

    Esú.

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